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sábado, 21 de marzo de 2015

¿Ciencia?

Llevo bastante tiempo sin escribir en este blog. No porque haya apartado la actividad espectrográfica de mis múltiples quehaceres, sino porque el tiempo que he podido dedicarle y los múltiples proyectos desarrollados en la materia durante este último año los he encauzado a través de la asociación a la que pertenezco.

Es momento de retomar este blog que nunca debí pausar. Son muchas las cosas que deberé ir actualizando, pero tampoco un blog es lugar para realizar un recuento exhaustivo de actividades. 

He echado de menos la oportunidad de plasmar en mis estudios, proyectos y desarrollos la visión y el carácter personal que acompaña a toda actividad humana, pero que cuando se realiza en nombre de una institución o grupo abierto y plural no debe alcanzar la relevancia que pueda herir o molestar, ni tan siquiera contrariar a los miembros de tales colectivos.

Así, desde este espacio personal, puedo enriquecer el profundo sentido religioso de mi vida a través de la ciencia y en especial de  la espectrografía astronómica que estudio, proyecto y desarrollo, y que tantas satisfacciones me proporciona.

Son muchos los que utilizan la "ciencia" para realizar un proxelitismo ateo, que la desvirtúa y en ocasiones la presenta irreconocible y, más bien, con apariencia de pseudorreligión ó ideología antirreligiosa.

Pues bien, contemplo el espectro de Io (una de las lunas galileanas de Jupiter) y quedo desconcertado, no porque cada vez que contemplo un espectro completo del rango visual de un objeto estelar sienta que observo como una especie de "huellas dactilares" de ese Dios en Jesucristo al que reconozco como Padre y Creador, sino porque identifico dos lineas de emisión en el doblete de sodio (Na I).


El espectro de todos los cuerpos de nuestro sistema solar corresponde al espectro de la luz solar que es reflejada por el mismo. Tal espectro se ve modificado por la absorción de los elementos atmosféricos que atraviesa la luz o por distintos procesos que pueden ocurrir en la superficie de tales cuerpos.

No es sorprendente encontrar espectros de emisión en un cometa (luz propia); la radiación solar genera sobre su superficie y cola la sufíciente energía para dar lugar a procesos de fotodisociación que liberan fotones. Pero si es sorprendente encontrar tales fenómenos de emisión en el especectro de cualquier otro cuerpo del espacio exterior en nuestro sistema solar. 

La luna de Io cuenta con una pequeña atmósfera debido a su escasa gravedad. Parece que dicha atmósfera es enriquecida por distintos gases procedentes de la actividad volcánica del satélite.

Nuestro espectro nos da a conocer que por diferentes procesos que desconocemos una importante nube de sodio a alta temperatura se encuentra en su atmósfera. Dicha nube genera una luz amarillenta fruto de la emisión de fotones capturados en otro momento por los átomos de sodio.

La foto muestra la luz solar reflejada sobre la superficie de Io y la luz emitida por el sodio atmosférico.